
En momentos en que la vida es cada vez más solitaria y la sociedad se convierte en un monstruo individualista, muchas instituciones subsisten para demostrar que resisten a la modernidad.Discusiones políticas, ideas nuevas, el truco, las historias de los más viejos, los bailes, el tango, la solidaridad, el compromiso y el sentirse parte de algo era lo que significaba un club para un barrio.La barra antigua, la cafetera apagada, diez mesas con cuatro sillas cada una completamente vacía. Las vitrinas con algunas distinciones de antaño. ¿Qué ha pasado aquí? ¿Dónde está la juventud? Es el progreso, la globalización, el individualismo, los golpes de estado, las políticas del capitalismo. Los clubes de barrio sobrevivieron hasta los años 70; luego se produjo el quiebre. A principios del siglo XX había 612 y hoy sólo quedan en pie 300, según la Unidad de Servicio y Apoyo a los clubes que depende de la Dirección de Deportes de la Ciudad de Buenos Aires.Antiguamente perduraban gracias a la cooperación de los vecinos, que se involucraban de lleno. Organizaban milongas, tenían cines, algunos llevaban músicos, rifas, kermeses. Hoy el ingreso principal es la cuota que se paga sólo para practicar los deportes y el alquiler de los salones para fiestas; algunos convierten su propia sede en gimnasios; y están los clubes que sólo trascienden por figurar en la guía del gourmet de la ciudad, como el Club Gimnasio Parque Chacabuco. Un Club, hoyEl Club Oeste fue fundado en 1926. Ubicado en el barrio de Caballito, supo ser un lugar de grandes recitales en la década del 70 y 80. Artistas de la talla de Teresa Parodi, Víctor Heredia, Antonio Tarragó Ros, Alfredo Zitarrosa, José Larralde deleitaron a los vecinos del barrio."Lo que hacíamos era muy sencillo, contratábamos a los músicos, según los costos le poníamos un valor a la entrada, que no llegaba a los diez pesos. Luego se le pagaba al músico y con la diferencia pudimos hacer grandes cosas. La cancha de futbol, mejorar las instalaciones, entre otras cosas", cuenta con entusiasmo Cesar Loza, miembro de la comisión directiva del club Oeste."En la actualidad el club vive de la cuota de los socios. Alquilamos las instalaciones para hacer cumpleaños, tenemos un restaurante, recibimos un pequeño subsidio del Gobierno de la Ciudad y con eso mantenemos al club de pie. El presupuesto no nos alcanza para mejorar las instalaciones o pensar en grandes proyectos, pero nos conformamos con poder mantenerlo vivo", dice Carina Pintos, vecina y colaboradora del club en un tono de resignación.En particular, en el club Oeste no se ve reflejada la ausencia de chicos, por la gran cantidad de actividades deportivas. Claro que los cuatro viejos jugando al truco ya no están, eso pertenece a otra época. Lo deportivo abunda, pero lo social es cada vez más difícil de ver en un club."Nosotros abrimos las puertas a todos: niños, adolescentes, adultos y ancianos. Tratamos de que el club sea un lugar más social, aunque lo deportivo sobresale. Permanentemente tratamos de generar excusas para poder lograr más interacción con los vecinos y que todos se involucren", expresa Carina.
El Quiebre
"Tenemos que tener en cuenta que en los 90 se produjeron tremendas transformaciones económicas y culturales. La globalización terminó, sin muchos fundamentos, con las ricas tradiciones populares. Se puso todo patas para arriba. Esto es fundamental porque la gente no se da cuenta de las transformaciones que hubo. Experimentamos el cierre de muchas industrias, las clausuras de muchos ramales de trenes que convirtieron a muchas localidades en pueblos abandonados", expresa el sociólogo Roberto Di Giano."Muchos actores sociales, como los clubes, se encuentran en un estado de descomposición social. Si bien existe un intento de recomposición, que trata de contraponerse a las políticas neoliberales", dice el sociólogo Diego Ezequiel Pereyra, docente de la UBA.No sólo la política es la culpable de que los clubes de barrio estén en vías de extinción. Lo cultural juega un papel fundamental."El deterioro social y la exacerbación del individualismo son fundamentales a la hora de buscar una respuesta. Porque antes los clubes de barrio llamaban a la integración, a la cooperación. Hoy en día tienen otros objetivos. Hoy se pone el valor del lucro sobre todas las cosas, pasa todo por lo económico", explica Di Giano.Nuevas leyesDurante 2005 se reglamentó la ley de condonación de deudas de alumbrado, barrido y limpieza (ABL) y 150 clubes recibieron el perdón que les permitió zafar de una pesada carga acumulada en el pasado y también los liberó de abonar la tasa en el futuro.Se firmó un convenio con la Inspección General de Justicia (IGJ) para que se los exima del pago del impuesto a los sellos, cuando certifiquen su personería jurídica o sus balances.Una de las campañas que más popularidad tuvo fue "Asociate al club de tu barrio", que recorrió los estadios de fútbol y hasta fue reflejado en la película Luna de Avellaneda, de Juan José Campanella, la cual muestra a la perfección lo que fue un club de barrio y lo que es hoy en día, con el peligro latente de desaparecer en cualquier momento.Otra ley que beneficia a los clubes es la Regulación de los derechos de formación, que valora al club en el que se inició el jugador y lo recompensa con un porcentaje de la venta del futbolista, por haber contribuido a su formación básica.El mes pasado, en el club Parque de los Patricios, se llevó a cabo una reunión de clubes de barrio, a la que asistió el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el subsecretario de Deportes, Francisco Irarrázaval. Allí se oficializó el decreto 492 sobre la fiscalización y control de los clubes de barrio; se entregaron libros de inspecciones y se acordó un convenio con la empresa Easy. Con esto se buscó reducir las exigencias hacia los clubes que requiere la Dirección General de Fiscalización y Control, para abaratar los costos. Habrá que ver si alcanza para evitar la extinción de los clubes de barrio.
Mariano Lloret
Equipo periodístico: Mariela Fraiman, Luciano Torini, Mariano Lloret y Federico Reggiardo
Estudiantes de la carrera de Periodismo Deportivo en ETER.